El pasado 13 de agosto La Vanguardia (Antonio Cerrillo) publicaba un interesante artículo sobre el decrecimiento como forma lógica de retorno a un sistema de vida más saludable, equilibrado y respetuoso con el medio ambiente.
Poco a poco mucha gente está adoptando este estilo de vida considerando que no seremos más felices por trabajar más horas, consumir más, o tener más posesiones.
No es que sea una tema nuevo, fruto de una moda, e impulsado por personas con ideales alternativos, sino que es un movimiento silencioso, acumulativo y que engloba personas preocupadas por su salud, la de sus hijos, por la Tierra y por una conciencia social, ecológica y de respeto a los demás.
Pero que es el decrecimiento?
El decrecimiento es una línea política, económica y social que se contrapone al modelo de crecimiento económico que impulsa la sociedad actual. A día de hoy es el economista francés Serge Latouche su principal ideólogo. Para él “no es posible un crecimiento continuo en un planeta limitado, donde hemos superado mucho los límites ambientales y estamos cerca de superar a muchos más”.
Latouche hace un símil muy ilustrativo cuando compara la necesidad de decrecer con un río que se desborda y que todo el mundo quiere que “decrezca” para que las aguas vuelvan a la normalidad.
Paul Ariès, politólogo y escritor, incide en la incapacidad que tenemos de ponernos límites debido a la inercia social de producir y consumir siempre más, con lo que cada vez hay más desigualdades sociales, humanas, económicas y el agotamiento de recursos que mencionábamos antes.
Y que estamos haciendo en Cataluña?
El número de personas influyentes y de seguidores del decrecimiento ha crecido en los últimos años en nuestro país. Personas como David Llistar, François Schneider, Juan Martínez Alié, entre otros, han hecho que se organice una red donde poco a poco se va asentando este movimiento.
Donde más se hace evidente el movimiento es en las diferentes iniciativas que se llevan a cabo, por ejemplo, en la Colonia textil de Calafou (Vallbona d’Anoia), en la Asociación Xicoia (Montblanc, Cal Cases (Santa Maria d’Oló). En estos espacios se impulsa una producción de alimentos sanos y justos éticamente.
Reflexión
Que los recursos del planeta son finitos ya lo sabíamos, otra cosa es que no lo queramos ver, que el sistema económico-social impuesto es injusto y desequilibrado ya lo sabíamos, y que si no se hace un cambio radical a cien años vista lo pasaremos mal también lo sabemos.
La crisis actual lo que ha iniciado, y quizás provocará, es una toma de conciencia más rápida y profunda de la necesidad de reordenar todo y dejar el egoísmo y la falta de escrúpulos para pasar a una conciencia más social, equilibrada , respetuosa y menos consumista.
Referencias:
C / Major 12
08750 Molins de Rei
93-680 11 94
info@lescosesbones.com
https://www.lescosesbones.com/
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El pasado 13 de agosto La Vanguardia (Antonio Cerrillo) publicaba un interesante artículo sobre el decrecimiento como forma lógica de retorno a un sistema de vida más saludable, equilibrado y respetuoso con el medio ambiente.
Poco a poco mucha gente está adoptando este estilo de vida considerando que no seremos más felices por trabajar más horas, consumir más, o tener más posesiones.
No es que sea una tema nuevo, fruto de una moda, e impulsado por personas con ideales alternativos, sino que es un movimiento silencioso, acumulativo y que engloba personas preocupadas por su salud, la de sus hijos, por la Tierra y por una conciencia social, ecológica y de respeto a los demás.
Pero que es el decrecimiento?
El decrecimiento es una línea política, económica y social que se contrapone al modelo de crecimiento económico que impulsa la sociedad actual. A día de hoy es el economista francés Serge Latouche su principal ideólogo. Para él “no es posible un crecimiento continuo en un planeta limitado, donde hemos superado mucho los límites ambientales y estamos cerca de superar a muchos más”.
Latouche hace un símil muy ilustrativo cuando compara la necesidad de decrecer con un río que se desborda y que todo el mundo quiere que “decrezca” para que las aguas vuelvan a la normalidad.
Paul Ariès, politólogo y escritor, incide en la incapacidad que tenemos de ponernos límites debido a la inercia social de producir y consumir siempre más, con lo que cada vez hay más desigualdades sociales, humanas, económicas y el agotamiento de recursos que mencionábamos antes.
Y que estamos haciendo en Cataluña?
El número de personas influyentes y de seguidores del decrecimiento ha crecido en los últimos años en nuestro país. Personas como David Llistar, François Schneider, Juan Martínez Alié, entre otros, han hecho que se organice una red donde poco a poco se va asentando este movimiento.
Donde más se hace evidente el movimiento es en las diferentes iniciativas que se llevan a cabo, por ejemplo, en la Colonia textil de Calafou (Vallbona d’Anoia), en la Asociación Xicoia (Montblanc, Cal Cases (Santa Maria d’Oló). En estos espacios se impulsa una producción de alimentos sanos y justos éticamente.
Reflexión
Que los recursos del planeta son finitos ya lo sabíamos, otra cosa es que no lo queramos ver, que el sistema económico-social impuesto es injusto y desequilibrado ya lo sabíamos, y que si no se hace un cambio radical a cien años vista lo pasaremos mal también lo sabemos.
La crisis actual lo que ha iniciado, y quizás provocará, es una toma de conciencia más rápida y profunda de la necesidad de reordenar todo y dejar el egoísmo y la falta de escrúpulos para pasar a una conciencia más social, equilibrada , respetuosa y menos consumista.
Referencias:
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